miércoles, 31 de octubre de 2012


Hace tanto que no escribo para mí, que ya ni sé por dónde empezar.


Y no voy a enumerar excusas, porque últimamente tengo de sobra, así que procedo a reconocer qué es lo que me pasa. Aunque no quiera. Aunque no me guste.

La realidad es que ya no me escribo por miedo a encontrarme. O a perderme aún más de lo que estoy. Porque prefiero hundirme en el cansancio de mis apuntes de la facultad o en el placer de mis manos, con tal de no pensar, de no sentir.


Estoy triste.
Y angustiada,
Y terriblemente sola.

Y no hay autobronceante, ni horas en farmacity que puedan hacerme sentir mejor.